Capítulo 3
Inconscientemente
le di un vistazo general. Pelo castaño ni corto ni muy largo sin peinar, ojos
negros y labios que dan ganas de besarlo. Tenía puesto el uniforme del
instituto y se veía claramente como se le pegaba la camisa a los músculos de
los brazos.
Nunca había
visto a un chico tan…
-¿Estás bien?
Levante la vista
sobresaltada para mirarle.
-Yo… ¿qué… qué
me has dicho? –me mordí el labio nerviosa.- No te he escuchado, lo siento.
-No, nada. Eres
nueva –dijo ya sin preguntármelo.- Pasa, te esperábamos.
-Me ¿estabais
esperando?
-¡Oh! Perdona.
Soy Lucas Moneti, el delegado de la clase. En este instituto nos avisan a los
delegados cuando viene alguien nuevo. Pasa.
Me abrió más la
puerta y se hizo a un lado para que pasara. Todos estaban vueltos hacia la
puerta, mirándome. No soporto que me miren si no hay miedo en sus caras antes
de…
Sacudo la cabeza
para apartar esos pensamientos de mi mente y me concentro en poner una sonrisa
‘’amable’’ para dar una buena impresión.
-Buenos días,
señorita…
-Soy Akira,
Akira Rubí López –me giré hacia mis compañeros e hice una reverencia como es
normal en Japón.- Encantada.
Se oyeron
algunas risitas por toda la clase y me sonrojé. Había olvidado que aquí no se
acostumbra a nada de toda esta… formalidad.
-Cuéntanos algo
sobre ti –me pidió el profesor con una sonrisa amable.
¿Sobre mí? Volví
a morderme el labio, esta vez más fuerte. ¿Qué podría contar sobre mí? Toda mi
vida lo único que he hecho ha sido matar a gente y… eso no es algo que se suela
contar para hacer amigos.
-¿Sobre mí? –Pregunté
indecisa.- Pues… vengo desde el continente Asiático y… mm… nací aquí en España
pero me fui con 5 años, creo. Y ya esta, no hay mucho que contar.
Vi por el
rabillo de ojo como Lucas se me acercaba y me estremecí al sentir el contacto
de su mano sobre mi hombro. Su tacto me quemó incluso a través de la ropa y al
parecer el sintió algo parecido porque enseguida quitó la mano.
O quizás solo
había notado mi estremecimiento o…
Me estoy
volviendo loca, suspiré.
-Hay un sitio
libre al lado de Laura, ¿por qué no te sientas con ella? –me dijo a la vez que
me señalaba una bonita chica morena.
-Claro, sin
problemas –dije contenta de poder dejar de ‘’hablar sobre mí’’.
Las mesas
estaban colocadas en parejas y en cuatro filas, todas en orden y en línea unas
con otras.
Laura estaba al
lado de la ventana, ni muy adelante ni muy por atrás, me gustaba el sitio que
me había tocado. Además ella parecía amable.
-Hola, soy
Laura. Mucho gusto.
-Igualmente, soy
Akira. Aunque mis amigos me llaman Aki.
Vaya trola te
acabas de echar, pensé. ¿Qué amigos has tenido tú?
-Pues… A mi me
llaman Laura siempre –sonríe.- Así que cuando me llames te puedes considerar mi
amiga, Aki.
-Por mi
estupendo. ¿Sabes? Eres la primera amiga que… -me callé al darme cuenta que la
acababa de decir que antes tenía amigos –que… tengo que se llama Laura.
Me golpeé
mentalmente por soltar tal estupidez. Aunque supuse que ella también lo había
pensado solo se rió un poco y miro hacia el profesor.
Quizás
llegáramos a llevarnos muy bien. Y eso me gustó.
El instituto no
estaba del todo mal, dentro de mi concepto de lo que es un instituto dado que
es al primero que vengo. En mi clase todos eran muy amables conmigo, algo no
muy normal en mi vida, y pronto me había acostumbrado a prestar atención al
profesor y coger apuntes.
-Aki –me llamó
el chico sentado detrás de mí llamado Alex.- ¿Me dejas luego tus apuntes? Creo
que me he perdido y…
-No le hagas ni
caso –le cortó Laura.- Nunca coge apuntes y luego te los pide antes del examen
privándote a ti de poder estudiar. Es un vago de primera.
Vi como abría la
boca para responderla, pero al parecer sus palabras eran ciertas porque volvió
a cerrar la boca, se sonrojó y miró al profesor sin añadir nada.
-Tu ha este ni
caso –me dijo Laura cuando sonó el timbre anunciando la hora del recreo.- Es
muy simpático y todo lo que tu quieras, pero solo viene a clase a calentar la
silla y a molestar.
-¡No es cierto!
–dijo Alex esta vez.- También vengo a… y… ¡Empollona! –le dijo al no encontrar
defensa alguna a sus palabras.
-¡Que te den!
Me cogió del
brazo y me arrastró escaleras abajo hasta salir por la puerta principal del
instituto.
-¿Nos permiten
salir? –pregunté indecisa.
-A los de
bachiller sí –me guiñó un ojo.- Tenemos privilegios por ser ‘’mayores’’. Ya ves
tú lo que nos sirve salir 25 minutos. Pero bueno, algo es algo ¿no?
-¿Adónde vamos?
-A conocer a tus
próximos amigos.
Me llevó a unos
bancos que se encontraban a la vuelta de la esquina donde ya se encontraban
sentados 2 chicos y 1 chica.
-Hola chicos. Os
presento a la nueva. Akira –los saludó Laura.- Los chicos son Sergio –dijo
señalando al rubio de ojos castaños – y Lucas, a él ya le conoces, es nuestro
delegado.
Me quedé
mirándole de nuevo como si él mismo fuera un imán que me atraía.
-Y la chica es
Miriam.
Dejé de mirar a
Lucas para dirigir mi mirada a Miriam. Una chica bastante mona, aunque
demasiado tímida para mí gusto. Aunque claro, para gustos colores pensé al ver
la mirada que le dirigía Sergio.
-Y falta otro
integrante del grupo, se llama Álvaro. Es bastante borde con los desconocidos,
pero tú solo ignórale –me avisó Laura.
-¡Vaya gracias!
–Se escucho detrás nuestra.- Como se nota que me conoces y que te importo una
mierda.
Al parecer ese
era Álvaro. Parecía un año mayor que nosotros. Tenía el pelo entre castaño y
rubio y unos ojos verdes con tonos marrones. Extraño.
-Tu debes ser la
nueva. Akira –dijo mirándome y yo asentí aunque no me lo hubiera preguntado.-
No eres para tanto, no que habla tanto la gente de la nueva. Te diría que es un
gusto conocer a la famosa nueva, pero la verdad estoy harta de ti solo por los
comentarios. Te diría que siento ser tan borde. Pero tampoco lo siento así que…
Hola.
Se sentó al lado
de Lucas y chocó los cinco con Sergio.
-Álvaro porque
eres tan…
-Tranquila Laura
–la corte y dirigí una sonrisa cínica a Álvaro.- ¿Sabes? He conocido a mejores
capullos que tú, deberías practicar eso de ser el machote del grupo –le guiñé
el ojo y me giré a Laura.- Lo siento, llevó muy mal eso de que sean bodes conmigo.
Suelo dar una paliza a los que lo son, pero no quiero empezar mal.
Oí una carcajada
viniendo de Álvaro y me giré a verle con una ceja levantada. ¿Le había echo
gracia mi comentario? La verdad, quería que pareciera una amenaza. Ya tenía un
grupo y no pensaba perderlo porque uno de los integrantes se creyera muy duro.
-¿Quién fue
borde contigo? ¿Una niña de 10 años? Que valiente…
-Mm, creo que
tenía 30 y pico años, la verdad no me paré a preguntarle la edad.
Simplemente le maté, pensé con amargura.
Bufó y se planto
rápidamente delante de mí. Su sonrisa de superioridad me estaba sacando de
quicio.
-¿Quieres algo?
–pregunte ya harta de su escrutinio de mi cuerpo.
-Pelea conmigo.
-¿Eh?
–exclamación general. Literalmente.